Existía un esclavo llamado Androcles, un día consiguió escapar y corrió sin rumbo fijo, en su camino encontró un León y
este le suplico que le ayudara que tenía una herida en el pie y que no podía moverse.
El muchacho aunque con miedo, lo examino y le curó la herida. El León en señal
de agradecimiento le invito a su cueva donde comerían juntos los alimentos.
Androcles fue encontrado por quien le
buscaba y fue llevado al emperador, quien le castigo a luchar contra los
leones.
Pero cuando le toco luchar contra el, el león reconoció a quien le había
ayudado antes y empezó a lamerle la cara, sin ningún tipo de rasguño. El emperador
al enterarse de la historia libero a estos dos protagonistas de la historia.
Con esto podemos enseñar a los alumnos,
que nuestros actos pueden tener consecuencias en el futuro, que deben aprender
a hacer las cosas bien, porque si las hacen mal pueden tener problemas en el
futuro, pero si lo hacen bien tendrá su consecuencia buena.
Pablo Rodríguez Soroeta
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