Personalmente, y creo que también hablo por muchas de las personas de mi generación, hemos crecido con los libros de Teo, aquel niño pelirrojo que vivía muchas historias que, sin dejar de ser normales y corrientes, propias de la vida cotidiana de cualquier niño, nos gustaban, nos entretenían y nos hacían sentar las bases de nuestro desarrollo como lectores.
Pero mirándolo desde la perspectiva de un adulto y un docente veo que los libros de Teo eran mucho más profundos por varias razones:
- Transmitía muchos valores como el respeto, la tolerancia, el cuidado de la naturaleza...
- Mostraba el valor de la familia
- La importancia de descubir, experimentar por uno mismo
- La honradez y saber pedir perdón si hacemos algo mal
- Trataba temas muy realistas, lo que considero como beneficioso (no todo va a ser fantasía)
Es por esto por lo que puedo verlo desde otra perspectiva y ya no es solo el niño pelirrojo que iba al parque, a la escuela, se ponía malito y hacía mil cosas en aquellas bonitas ilustraciones sino que además contribuía a mi desarrollo y a mi forma de pensar y me desarrollaba como lector primerizo.
Un ejemplo clarísimo de que una obra literaria infantil puede parecer sencilla, incluso simple, pero en el fondo puede tener muchos valores, enseñanzas y contenidos importantes y beneficiosos para el niño.
Iván Jesús Silva Gutiérrez
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