En la siguiente entrada haré una reflexión y una recomendación basándome en mi propia experiencia como lector.
Desde que era pequeño me ha entusiasmado la cocina: ver cocinar a mi madre y mi abuela, ayudar en las labores de la cocina ya fuera pelando una patata, dándole la vuelta a un filete, montando nata o mirando si los bizcochos crecían en el horno (por supuesto actualmente sé y hago más cosas) y me encantaba saber cómo se preparaban mis platos favoritos.
Esta afición por la cocina es como cualquier otra, como un niño al que le apasiona el piano, la pintura, la natación o montar a caballo y que compra o consulta información y libros sobre esos temas; bien, pues yo albergo y consulto libros de cocina, de recetas, de instrucciones culinarias... Y algunos de ellos desde que era un niño.
Si bien mucha gente no los considera literatura por ser un libro de recetas, desde aquí les corrijo y les insto a no caer en ese error pues, a todos nos han enseñado en la escuela la importancia de saber producir, leer, entender y seguir un texto instructivo, es decir, un texto que nos da instrucciones y pasos para realizar una determinada acción ya sea pintar un retrato, coser el bajo de un pantalón, montar una estantería de Ikea o preparar un flan de café.
Los libros de cocina son literatura pues muchos de ellos además nos cuentan la historia de los platos, de su origen, su procedencia, su evolución a lo largo del tiempo, contribuyendo a un enriquecimiento de nuestra cultura y conocimientos que es lo que la lectura en esencia busca.
Entiendo que un libro sobre cocina no es una lectura a la que se pueda sacar mucho provecho en un aula, es evidente, pero, como este blog trata de literatura he querido introducir esta reflexión aquí y aprovechar para recalcar que la salud, la alimentación sana, etc, son contenido establecidos dentro del Currículo Oficial de Educación Primaria en España, por lo que ¿Qué habría de malo en entregar pequeños manuales o guías a padres y alumnos con recetas, información...? O introducirlos en clases como educación en valores o educación física aunque simplemente con hacer que los niños los lean en casa es suficiente y un gran paso.
Uno de los muchos libros de cocina que conservo y el primero que usé es uno llamado "¿Comida basura? No, gracias. Cómo preparar recetas rápidas y exquisitas". Este libro me llegó por parte de un familiar que estudiaba en la Escuela de Cocina Arnadi y está orientado a niños con recetas básicas, simples y sencillas que los niños pueden preparar con sus padres como unas lentejas, una sopa, un filete gratinado o una tarta de queso.
Además, actualmente contamos con programas tan geniales como MasterChef Junior que hacen que los niños se aficionen a la cocina, así que ¿Por qué no aprovecharlo y contribuir a su salud a la par que se entretienen, leen, aprenden y disfrutan?
Iván Jesús Silva Gutiérrez
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